Estoy invernando en un corazón sin ventanas,
y no tengo luz,
solo la que aporta mi cuerpo,
entre sábanas rotas
y espejos que no quieren
solo mi reflejo.
Te quieren a ti,
y a mi,
en la unión de dos cuerpos,
castigados por el amor,
y las mentiras.
Como le digo yo ahora
a este cabecita
que toca echarte de menos,
y pensarte en cada insomnio
pegado a mis labios,
y los pájaros sepan
hasta como cantarte,
desde que ya no estás aquí,
y yo de nuevo,
te eche de menos.
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