viernes, 27 de diciembre de 2013

Esquivar miradas.

Esquivar miradas es un arte, enhebrar la cuerda que nos une.
Trabajar la evasión sin contrato. Mirarse es demasiado fácil,
enfrentarse a la realidad desviando las pupilas no tanto.
Desvestir el interior, esquivar una mirada profunda es bailarle a
la muerte, mucho más valiente que abrazarla.
Es fruncir el ceño a la vida fácil, romper los problemas, pero
también la tranquilidad del acuario. Es rozar el límite. No hay
norma escrita, por desgracia para el cobarde y débil.
Cuando unas Lunas te brillan, no puedes
refugiarte en el individualismo de una ciudad, tienes que
evitarlas por ti mismo. La estética del cristal, de la mujer rota,
enfrentarte cara a cara a una catástrofe oscura. Mejor transmitir
la impotencia del instante mediante la huida. Cazar al oso pero
no vender la piel, quedarte su mirada para uso propio, para la
más perfecta, la imaginación.
No es una oda a la huida ni la evasión, es una herramienta
contra los puñales que convocan mares, contra el futuro incierto,
hacia el corte de la cuerda. Y solo los mejores consiguen
dominarla. Seguir a la vida entre las sombras, ignorando
próximos fantasmas. Esquivando la curiosidad del miedo.
Esquivar miradas es romper la tranquilidad.
Evadir el chantaje, arrancar la tragedia temporal hasta que se nos
caigan los ojos.

Víctor Ladera (Buceo en guerra)

No hay comentarios:

Publicar un comentario