lunes, 3 de marzo de 2014

Perdices, y felices.


Le buscó las tres piernas al Gato
y una la llevaba metida dentro del pantalón.


Él le regalo madrugadas en vela,

y ella mañanas llenas de música en el café de la esquina.

Él notas mañaneras y desayunos en boca de otros,
ella bailes a solas y a oscuras.

Él todas las autopistas del pais con el coche parado,
y ella besos en bares que olian demasiado a amor.

Él motivos y alegrias debajo de su falda,
ella más piernas que gato.

Y ahi, se dio cuenta, que se equivocó, al buscar y encontrar lloró, sollozos que el no le regalo pero se los cuido, y la historia de amor de los cafes volvio, y buscaron perdices para intentar parecerse a los cuentos.
No se, cosas de niños.
Como ellos dos.



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