sábado, 29 de marzo de 2014

Mil amores perdidos y mil lágrimas saladas sin destino.


Ayer, me dolían los labios de besarte,
y hoy me duelen los dedos de contar en cuantas camas te has desvestido esta noche,
sin ser yo quien te admire, por la valentía interior para querer que fuera yo fiel,
en varias noches seguidas en esa habitación.

El colchón pide tregua,
el corazón que sea compartido y la sonrisa pide alguien,
alguien de quien colgarse en el próximo invierno,
o en esta primavera donde no florece nada,
o es que esta todo demasiado podrido.
Podrido de quererte,
de contar mil batallas a la almohada,
y de que en la hoja en la que escribo,
se llenen mil amores perdidos y mil lágrimas saladas sin destino.



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